Corría el mes de marzo de 1930 en la apacible ciudad de Oxford, Inglaterra. En una típica mañana de desayuno, Venetia Burney, una niña de 11 años, compartía la mesa con su madre y su abuelo. Pero este no sería un día común. Venetia escuchó con atención mientras su abuelo, un jubilado bibliotecario de Oxford, leía en voz alta una emocionante noticia del London Times.
La noticia hablaba de científicos en el Observatorio Lowell en Flagstaff, Arizona, que habían logrado fotografiar un planeta que durante mucho tiempo se sospechaba que existía más allá de la órbita de Neptuno. El fundador del observatorio, Percival Lowell, había teorizado sobre este distante mundo, y aunque ya no estaba entre nosotros, los astrónomos habían estado en su búsqueda incansable desde entonces.
La familia Burney, todos ellos apasionados por la astronomía, se llenó de entusiasmo ante la noticia. La misteriosa esfera celeste, según se creía, era probablemente más grande que la Tierra, pero más pequeña que el majestuoso Urano. La mente del abuelo de Venetia comenzó a dar vueltas y se preguntó en voz alta cuál sería el nombre adecuado para este planeta recién descubierto.
En ese momento, la voz de Venetia, una niña curiosa y adelantada para su edad, se hizo oír con una idea audaz. “Después de una breve pausa, dije: ‘¿Por qué no llamarlo Plutón?'”, recordaría Venetia en una entrevista con la NASA en 2006.
A sus 11 años, Venetia ya era una apasionada del sistema solar, conocía los nombres de los planetas y sus lunas, y se sentía fascinada por las leyendas griegas y romanas. Incluso había tenido la oportunidad de explorar las distancias relativas entre los planetas y el sol durante una excursión escolar al parque universitario. Todos estos elementos se fusionaron en su mente, alimentados por su curiosidad, y la llevaron a concebir el nombre de Plutón.
El abuelo de Venetia, Falconer Madan, impresionado por la creatividad de su nieta, no perdió tiempo y escribió una carta a un amigo astrónomo de la Universidad de Oxford. La respuesta fue un eco de entusiasmo: “¡Creo que PLUTÓN es excelente!”.
Herbert Hall Turner, profesor de astronomía de la Universidad de Oxford, también quedó impresionado por la sugerencia de Venetia, y la envió al Observatorio Lowell, donde se había hecho el descubrimiento. Su idea fue recibida junto a otras 1.000 sugerencias. Ella no supo nada durante un mes.
Finalmente, el nombre de Plutón fue oficialmente adoptado el 1 de mayo de 1930, gracias a la ingeniosa idea de Venetia Phair, la niña de 11 años que nombró a un planeta. Ah y su abuelo la recompensó con 5 libras.
A pesar de la controversia que rodea su clasificación como planeta, Plutón sigue siendo un objeto fascinante en nuestro sistema solar. Además, alberga el mayor sistema de anillos de todo el sistema solar, lo que lo hace aún más intrigante.
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¿Quién le puso el nombre Plutón? Venetia Burney fue quien le puso el nombre en Plutón en 1930. Al final Plutón recibió oficialmente el nombre el 1 de mayo de 1930.