Un día como hoy pero de 1880, Thomas Alva Edison patentó la lámpara incandescente.
Llamada también bombilla, ampolleta o foco, es un dispositivo que produce luz mediante el calentamiento de un filamento metálico, hasta ponerlo al rojo blanco, mediante el paso de corriente eléctrica.
Thomas Alva Edison contribuyó a su desarrollo produciendo, el 21 de octubre de 1879, una bombilla práctica y viable, que lució durante 48 horas ininterrumpidas. Sin embargo varios diseños habían sido ya desarrollados en condiciones de laboratorio por otros inventores.
La lámpara incandesdente es la de menor rendimiento luminoso de las lámparas utilizadas: 12…18 lm/W (lúmenes por vatio) y la que menor vida útil tiene, unas 1000 horas, pero es la más popular por su bajo precio y el color cálido de su luz.
Su principal ventaja reside en que ofrece muy buena reproducción de los colores (rendimiento de color), ya que al ser su espectro de emisiones continuo logra contener todas las longitudes de ondas que forman la luz visible; no obstante su eficiencia es muy baja, ya que solo convierte en trabajo (luz visible) alrededor del 15% de la energía consumida.