– En 1992 se desencadenó una gigantesca tormenta que provocó la ausencia de público en la meta y el sufrimiento extremo de los participantes. El mexicano Raúl Alcalá, prácticamente a oscuras y envuelto en una torrencial lluvia, logró la victoria más épica que se recuerda en el Boulevard donostiarra.
– Ese mismo año, 1992, un neoprofesional estadounidense llamado Lance Armstrong corría su primera prueba en la máxima categoría internacional. Terminó en última posición y nada más bajarse de la bicicleta aseguró, entre lágrimas: “Volveré a San Sebastián para ganar la carrera”. En 1995 cumplió su promesa y se coronó de campeón..