El señor Leach era un hombre temerario y por eso el 25 de noviembre de 1911, a la edad de 53 años, decidió meterse dentro de un barril metálico para aventarse por las Cataratas del Niagara, una caida de 52 metros. Y aunque sobrevivió, terminó rompiéndose las dos rodillas y se quebró su mandíbula. Tiempo después se recuperó totalmente.
Luego decidió nadar por los rápidos del Niagara, pero fracasó en su intento y lo rescataron.
Lo intentó una segunda vez y volvió a fracasar, así que nuevamente fue rescatado. Finalmente lo intentó una tercera vez y otra vez falló en su intento, pero pudieron rescatarlo con vida.
Años después decidió hacer una gira mundial para exhibir el barril con el que se aventó por las cataratas. En 1926 llego a Nueva Zelanda para continuar con su gira y allí falleció. ¿Realizando alguna atrevida hazaña?… No, simplemente se resbaló con la cascara de una naranja, se rompió la pierna y dos meses después agonizo de gangrena.
Qué lamentable y curioso final, ¿no crees?