Un rayo corresponde a una descarga a una poderosa descarga electrostática natural. Que se produce entre una nube y la superficie, o entre dos nubes. El aire, desde el punto de vista eléctrico es un buen aislante.
Para que se realize una tormenata y se pueda producir un rayo, se requiere que hayan nubes de tipo cumulonimbos, una nube densa y potente, de dimensión vertical considerable en forma de montaña o de enormes torres. Cuando esa nube se hace forma de yunque entonces se puede clasificar como tormenta.
También se le llama al fenómeno células de tormenta; y cuando comienzan a girar sobre sí mismas y adquieren suficiente energía se las llama supercélulas de tormenta, causantes de tornados, granizadas fatales y rayos muy potentes.
Y como explicabamos el rayo se produce cuando sea que dos nubes (o pudiera ser la tierra) produzcan un potencial eléctrico muy distante y giren las supercélulas entre sí, pueden producirse rayos de fuertes a muy potentes.
En su trayectoria, el rayo transporta corrientes eléctricas que pueden llegar como término medio a 30.000 amperios (en el hogar, las intensidades eléctricas están en torno a los amperios con voltajes de 220V) durante millonésimas de segundo con potenciales que se han llegado a estimar en valores que sobrepasaban los 15 millones de voltios, pudiendo llegar incluso a los 200 millones.
¿Pero que hay del relámpago?
El aumento de temperatura en los puntos por donde pasa la descarga (hasta un valor cercano a 30.000°C) y el brusco aumento de presión debido al calentamiento asociado generan una gran luminosidad (relámpago) y ondas de sonido que constituyen el trueno. La velocidad de propagación del sonido en el aire es del orden de 1200 km/h, de modo que el tiempo transcurrido entre el avistamiento del relámpago y el trueno permite estimar la distancia del observador al punto de ocurrencia del rayo.