En realidad el procedimiento de ingerir y transportar el alimento desde la boca hasta el estómago no se realiza por la fuerza de la gravedad, como muchos se imaginan, por lo contrario, se efectua por una serie de movimientos musculares controlados por el cerebro.
Ha de notarse que además de introducir alimento por la boca, también introducimos aire que va a nuestros pulmones, así el cuerpo humano se asegura de que cada cosa vaya a su lugar.
Cuando comemos sólo el esófago queda abierto. Al llegar el alimento al mismo, este se contrae y comienza a mover hacia el estómago el alimento, de tal modo que nada puede ir hacia los pulmones.
Como dato curioso si dependiéramos de la gravedad, sería francamente difícil vomitar, además de peligroso; una vez elevado el vómito el mismo podría caer hacia los pulmones.
Por lo tanto es posible comer boca a bajo o en cualquier posición pues la digestión no depende de la gravedad, pero hemos de tener en cuenta que comer en un posición no adecuada puede resultar peligroso.