Parece que el 2020 es también el año de los incendios y no sólo del coronavirus.
Y en este artículo no hablamos de los incendios de California, que en las semanas pasadas se registraron el segundo y tercero más grandes de la historia en el estado.
Hablamos de los incendios del Círculo Polar Ártico, que han batido un récord en comparación con el año pasado.
El clima y el fuego
Hay una fuerte relación entre el clima y los incendios.
El cambio climático juega un papel importante en la proliferación de los incendios. Se dice que a mayor calor y sequías, más incendios.
Esta es una verdad innegable.
¿Sabías que los incendios provocan un 20% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2)?
Así es, los incendios provocan un 20% de las emisiones de CO2 que se producen como consecuencia de las actividades humanas. Actualmente el 100% de los incendios forestales tienen como origen actividades humanas, según un informe de la revista Science.
En 2020 se emiten 224 megatoneladas de CO2
Los incendios del círculo polar ártico del 2019 emitieron 181 megatoneladas de dióxido de carbono.
Pero en lo que va de 2020, los incendios del Círculo Polar Ártico han emitido alrededor de un 35 por ciento de dióxido de carbono más que en 2019, según datos del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copernicus de la Unión Europea.
Es decir 244 megatoneladas, o 244 millones de toneladas métricas, de dióxido de carbono.
La atmósfera y el dióxido de carbono
No todo el carbono afecta la atmósfera, pues parte de ese carbono se reabsorbe cuando los ecosistemas quemados, como los bosques, vuelven a crecer de manera natural.
El problema es que si los incendios son muy frecuentas, los bosques pueden no logran crecer de forma natural, y tardarían décadas en recuperarse. En su lugar, crecería hierba y matorrales que no consumen mucho carbono. Lo que provocaría que todo el dióxido de carbono fuera a la atmósfera. Eso sí es un problema.
Los incendios de turba: los más peligrosos
Otro tipo de incendios que está emitiendo mucho dióxido de carbono sin reabsorberse, son los incendios de turba. Este material orgánico son plantas descompuestas desde hace miles de años, y son ricas en carbono.
Se ha descubierto que la mitad de los incendios del Círculo Polar Ártico son de turba. Esto libera emisiones completas de gases de efecto invernadero a la atmósfera pues los ecosistemas tardan miles de años en restaurarse y reabsorber carbono de forma natural, si es que lo hacen, reseña Mashable.
Esto es muy malo, pues esto lugares se consieran “sumideros de carbono”, o sea lugares donde el planeta absorber carbono de la atmósfera. En su lugar podrían ser fuentes de carbono.
Los niveles de carbono más alto que en millones de años
Se estima que los niveles de dióxido de carbono son los más altos en lo que han estado al menos en 800.000 años y tal vez millones de años.
Aunque los satélites registran los incendios de turba, puede que no sean monitoreados completamente, lo que significaría que la atmósfera recibe más dióxido de carbono de lo que imaginamos, y que el récord que 244 megatoneladas sea muy inferior al resultado real.
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