En Latinoamérica estamos acostumbrados a las clavijas de dos agujeros (también llamados enchufes machos). Los usamos todos el tiempo, ya sea para cargar nuestro teléfono o conectar a la corriente eléctrica algún electrodoméstico. ¿Sabes por qué las clavijas tienen dos agujeros? ¿Para qué sirven?
Para encontrar la respuesta viajemos a la primera década del siglo XX.
En 1904, Harvey Hubble Jr. patentó el primer enchufe eléctrico desmontable. Tanto este como otros enchufes machos que patentó tenían muescas en las puntas que se alineaban a las pequeñas protuberancias de los enchufes eléctricos.
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Al conectarse al enchufe hembra, el sistema de muescas y golpe ayudaba a asegurar las puntas en su lugar. Así no caían las clavijas de la pared. Con el tiempo las muescas fueron reemplazadas por dos agujeros que funcionaban de la misma manera. Sujetaban las clavijas y evitaban que se desconectaran por accidente.
Actualmente esa no es la razón principal por la que las clavijas tienen dos orificios.
De hecho no es indispensable. Por ejemplo, los cargadores europeos ya no tienen orificios en las puntas. Utilizan la fricción y la presión para evitar que se salgan de su lugar.
¿Entonces por qué las clavijas o enchufes machos tienen dos agujeros?
En nuestros días, los hoyos en las puntas de las clavijas tienen otros usos. Algunos fabricantes utilizan los orificios para asegurar las clavijas, las sujetan a una varilla que introducen en los orificios, evitando que se muevan mientras se envuelven en plástico.
Otros fabricantes colocan mensajes de advertencia en los agujeros para asegurarse de que el consumidor lea las instrucciones antes de usar el aparato. También se suele usar como una garantía de sellado de fábrica.
Y por último, una teoría popular asegura de que estos agujeros ahorran metal, reduciendo los costos de fabricación a largo plazo.
¿Qué opinas?