Los animales de sangre fría necesitan del calor exterior para realizar sus funciones vitales. Para generar calor, los animales de sangre caliente convierten la comida que ingieren en energía.
Tienen que comer una gran cantidad de comida, en comparación con los animales de sangre fría, para mantener una temperatura constante en su cuerpo. Solamente una pequeña cantidad de la comida que ingiere un animal de sangre caliente es convertida en masa corporal. El resto es usado para mantener una temperatura constante en su cuerpo.
En invierno, al bajar las temperaturas, se sumen en una especie de letargo en el que sus
actividades fisiológicas se restringen en gran medida. Serpientes, lagartijas, sapos, ranas, salamandras, y la mayoría de las tortugas hibernarán durante los inviernos fríos.
Por otro lado, algunos animales de sangre caliente, como el oso, también se someten al largo letargo invernal, debido a la escasez de alimentos en la época fría. Durante este tiempo su nutrición se realiza por la transformación de las reservas de grasa almacenadas en algunos tejidos de su cuerpo.
Otra razón, de que los animales de sangre caliente entrando en una especie de sueño profundo es por que solo así sobreviven en invierno. Logran que su actividad corporal sea más lenta y su temperatura descienda para ahorrar energía. El corazón les late más lentamente y la respiración se hace también más pausada. Pueden lograr que la temperatura de su cuerpo se asemeje a la de su entorno, aunque se acerque al punto de congelación.