Así como lo oye, las gaviotas lloran para eliminar sal de su organismo, misma que han consumido bebiendo agua del océano con una gran cantidad de sal.
Es común ver a numerosas gaviotas que revolotean en su búsqueda de bancos de peces o siguiendo a los barcos pesqueros a la espera de que éstos lancen sus redes. Algunas especies emprenden largas migraciones del Ártico al Antártico.
Las gaviotas, cuando tienen sed, beben agua del océano. Consiguen sobrevivir a la ingesta de un elemento con tanta concentración iónica gracias a una estructura anatómica particular llamada glándula de sal. Es par y generalmente cada una de las glándulas se ubica en la parte superior del cada ojo. Las marcas de su presencia se ven fácilmente en los cráneos de gaviotas y pingüinos. Dicha glándula comienza a funcionar en cuanto el ave se alimenta de algún animal o ha bebido agua salina. Entonces, la gaviota empieza a llorar lágrimas lechosas que se escurren por el pico. Periódicamente se sacude para eliminarlas. Las gotas son blancas debido a la gran cantidad de sal que contienen.
Y así, llorando, la gaviota soluciona su problema de exceso de sal. Se calcula que cada una de estas glándulas puede secretar una cantidad de sal mayor que la que puede eliminar un riñón.