Los egipcios creían que los gatos (incluyendo los negros) guardaban el resplandor y la energía del sol poniente en sus ojos y lo mantenían a salvo hasta la mañana. Por tal motivo, matar a uno podría resultar en una sentencia de muerte para el delincuente.
Esta superstición era tan fuerte que cuando los persas atacaron Egipto, ataron gatos a sus escudos, sabiendo muy bien que los egipcios no se atrevían a pelear en caso de que hirieran o mataran al gato.
En el antiguo Egipto, se consideraba que los gatos eran demasiado especiales como para ser mascotas de la gente normal. Mas bien, todos los gatos (incluyendo los negros) eran reverenciados .Además, los gatos estaban protegidos por los antiguos egipcios porque podían matar cobras, escorpiones y otras criaturas peligrosas.
Vía: Moderndogmagazine