Cada vez somos más conscientes de lo letal que puede llegar a ser un virus. A veces, los virus hacen que sus huéspedes se comporten de formas tan extrañas. Por ejemplo, algunas hormigas y mapaches se comportan como zombies cuando son infectados. Suena terrorífico, ¿verdad?
En esta ocasión hablaremos de otro caso curioso: el virus que hace que los gusanos cogolleros se suiciden. Así como lo oyes. En lugar de hundirse bajo la tierra para convertirse en pupa y continuar con su vida, el virus se apodera de la oruga y hace que suba a lo más alto de la planta para morir.
Esta condición es conocida como la ’enfermedad de la copa de los árboles’.
Gracias a algunas investigaciones, esta rara enfermedad se comprende mejor. Y la clave está en la fototaxis, es decir, la forma en que los organismos son atraídos hacia una fuente de luz, como el Sol.
De modo que el virus secuestra la percepción visual del huésped, provocando un comportamiento antinatural, llevando a las larvas a una muerte segura en las alturas.
Las pruebas apuntan que la la luz es lo que atrae a las orugas infectadas y no la gravedad ni la altura.
¿Por qué el virus lleva a las orugas hacia la copa de los árboles? No está del todo claro. Pero puede que así el virus se asegure de tener más oportunidades de propagarse, bien por que sea dispersado por el viento o porque un depredador se devore a la oruga.
Los científicos han concluido en que, al parecer, el virus secuestra la atracción natural de los insectos por la luz y la usa en su contra.
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Vía: Science Alert | Foto de Satheesh Cholakkal en Pexels